Desde el siglo XIV, doce peregrinos y un guía
cumplen un voto popular y suben a Sant Joan de Penyagolosa para pedir
salud, paz y lluvia. Los peregrinos salen el viernes de misa a las 8 de
la mañana, el público guarda silencio absoluto y ven pasar a los
peregrinos por las calles del pueblo, pisando descalzos sobre un camino
de hiedra que los habitantes de las casas se preocupan de preparar. Es
un momento muy emotivo, con el solamente interrumpido por el sonido de
las campanas que anuncian la salida, y por los cantos de los cantores de
la peregrinación. Tras el paso de todas las personas que conforman la
peregrinación se une a ellos, siempre manteniendo una distancia y
respeto absoluto el público en general y senderistas que quieran seguir
el camino detrás de ellos. Otro punto de afluencia de mucho público es
en San Miquel de les Torreselles, donde la gente se lleva el almuerzo y
espera la llegada de la peregrinación. También acude mucho público a
Chodos y San Juan de Penyagolosa.